miércoles, 23 de octubre de 2013

Alegría de los hombres

Hace unos días, en pleno ensayo -era muy tarde, estábamos cansados- mis compañeros y yo cantábamos sin demasiada concentración la conocida cantata 147 de Bach, «Jesús, alegría de los hombres», una pieza que hemos interpretado decenas de veces, cuando nuestra directora nos detuvo, nos miró uno a uno con verdadero disgusto y dijo: «¿No os dais cuenta de lo que estáis haciendo? ¿Cómo podéis cantar con semejante monotonía una obra tan maravillosa? ¿No sois conscientes del inmenso privilegio que estáis disfrutando esta noche al poder interpretar una partitura de Bach por muchas veces que lo hayáis hecho antes?», y tenía tanta razón que me sentí avergonzado de mí mismo.

Vivir es tan normal para quienes caminamos por este mundo que a menudo, por no decir siempre, olvidamos lo verdaderamente extraordinario que es en realidad. Mañana amanecerá un nuevo día en este minúsculo planeta perdido en la inmensidad del universo y, presumiblemente, tú y yo estaremos aquí para contemplarlo. ¿No deberíamos celebrarlo mientras todo sea posible? ¿No deberíamos celebrarlo con agradecimiento, con alegría?

17 comentarios:

molinos dijo...

No distinguiría una cantanta de Bach ni aunque me pegara entre ceja y ceja...pero es verdad que se nos olvida la suerte que tenemos de estar vivos otro día más.

Y es que a veces es dificil darse cuenta de que es una suerte.

Portarosa dijo...

Es verdad, sí. Deberíamos.

Pero a veces somos tan melones...

Elvira dijo...

Sí, tienes toda la razón. Y de vez en cuando es bueno que nos lo vayamos recordando unos a otros.

Angela dijo...

Presumiblemente: esta es la palabra que, a través de mis ojos, llega a mi pensamiento y me deja sumida en cavilaciones.
Para mí, esa palabra es el eje de tu texto.

Epolenep dijo...

gracias Jesús...

NáN dijo...

La vida es un enoooooorme envase de un yogur delicioso, inagotable, que tiene la fecha de caducidad tapada con un adhesivo que no podemos quitar.

Por eso, cuanto más yogur delicioso comamos, conscientes de ello, mejor.

La vida no son todas las rutinas que hemos de hacer obligadamente para sobrevivir. Es lo que sucede entre tarea y tarea,

Ejem, "la conocidísima cantata 147"... será en tu casa.

Besos

Anónimo dijo...

Querido Jesús, se me quedó "la felicidad de los hombres", y salió esto:
http://lucesenlaventana.wordpress.com/?p=1417&preview=true

Un abrazo,

Raúl

Jesús Miramón dijo...

Muchas gracias a todos por los comentarios. Aunque últimamente no estoy muy “contestador” os los agradezco de verdad.

Lo que pasa con la vida es que es algo tan raro tan raro tan raro que nuestro sabio cerebro, como sucede con las heridas en caliente, impide que nos afecte o nos haga pensar demasiado (salvo si eres un poetilla de tres al cuarto que no tiene nada mejor que hacer) para permitirnos hacer las cosas necesarias para, en fin, precisamente sobrevivir y gozar de ella.

Sobre la cantata… ¿habéis picado en el enlace que os lleva a una maravillosa interpretación dirigida por uno de mis directores preferidos, Nikolaus Harnoncourt? Si habéis picado en el link no me creo que nunca hayáis escuchado esa parte de la cantata, ¡si ha sonado en miles de anuncios y de películas y de todo! Bueno, en cualquier caso es preciosa y, como nos reprochó nuestra directora, cantarla con desgana es un insulto a nosotros mismos, más aún siendo músicos.

Besos y abrazos a todos.

(Raúl, me ha gustado mucho el fruto de mi post en tu cuaderno, pocas cosas son más emocionantes que las carambolas y retruques que no se esperan)

Portarosa dijo...

Esa cantata es una maravilla. Como casi todas, por otra parte.
No sé quién decía que la música de Bach era la única prueba de la existencia de Dios que no podía refutar. O algo así.

Buenas noches a todos. Un abrazo, Jesús.

Paco dijo...

Esa cantata la elegimos para la entrada de la novia (o sea mi mujer) en la iglesia el día de mi boda.

Pero antes la tuve una temporada como sintonía de llamada del móvil.

Y ahora me ha costado horrores dejar de escuchar la música engarzada de tu enlace.

Me parece una melodía preciosa.

Gracias.

Gracias.

Jesús Miramón dijo...

Yo, como miles de personas antes que yo, también escribí una vez que sólo podía creer en la existencia de Dios cuando cantaba a Bach. Y añado: sobre todo cuando lo hago en la pequeña ermita románica de un pueblo remoto, provincial y desconocido. Un abrazo, Porto.

Qué elección tan acertada para un día tan señalado, Paco. Te felicito el gusto. Gracias a ti.

El enlace del post lleva a la interpretación de toda la cantata y recomiendo (humildemente) escucharla entera, la primera pieza es soberbia, magnífica, y el trabajo del coro aparece expuesto en ella en toda su plenitud: sopranos, contraltos, tenores, bajos: observad sus rostros cantando, sus movimientos corporales, sus expresiones, es maravilloso.

andandos dijo...

Te leo ahora, Jesús. Suelo comenzar las clases de piano tocando alguna pieza para mis alumnos, porque me gusta hacerlo, claro, también porque demuestro, sin tener que decirlo, que música es, sobre todo, lo que suena, y porque sé que siempre causa cierto efecto beneficioso para mis propósitos la música en directo, solo para ti, a dos metros. Y porque mi profesora no lo hacía conmigo, todo hay que decirlo. A veces es Bill Evans, o una canción pop o, la semana pasada, tres minuetos de Bach del Álbum de Ana Magdalena, algo sencillo de tres minutos. Tengo alumnos tanto de nivel medio de conservatorio como principiantes, niños, adolescentes y adultos, y su relación con Bach es de amor y odio a la vez. También me pasaba a mí, aunque hace ya muchos años que mejoré mi relación con él, y ahora mismo es excelente, conforme cumplo años.

Un abrazo

Portarosa dijo...

Cambiando de referencia: estoy viendo El hombre que mató a Liberty Valance. Y me he acordado de ti por John Wayne: es magnífico.

Jesús Miramón dijo...

José Luis, yo conocí a Bach a los quince o dieciséis años a través de una cinta de cassette de la Deutsche Grammophon que llegó a mis manos no sé cómo, si a través de alguna promoción de prensa o en forma de regalo o no sé, pues en mi casa no se escuchaba música clásica. Era una versión resumida, sin los recitativos, de la Pasión según San Mateo. Me dejó sin palabras. La machaqué, la escuché tantas veces que terminó rompiéndose. Ese fue el principio.

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Estupenda película, Porto, y estupendo (para mí, mitómano empedernido) que te hayas acordado de mí por John Wayne. Un abrazo.

molinos dijo...

En mi brujuleo diario por la red he encontrado esto y automáticamente he pensado en ti y en este post.

http://www.npr.org/blogs/deceptivecadence/2013/10/25/240780499/bach-unwigged-the-man-behind-the-music

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Moli, Gardiner es uno de los máximos especialistas en Bach, el libro tiene muy buena pinta. Este director es todo un personaje, historicista y famoso por sus conciertos con instrumentos de época. En youtube hay muchos ejemplos. Gracias por acordarte de mí. Un beso.