jueves, 11 de septiembre de 2014

Un caballo es una opción

Un caballo es una opción. Miras una película bélica en la televisión de tu casa y tu caballo, allí en la hípica a la que pagas un alquiler por su tutela, duerme con la antigua e intermitente inquietud de los herbívoros. Tu caballo de cuatrocientos kilos duerme; el caballo que te sigue allí donde vas y come manzanas verdes de tu mano, duerme; tu caballo de ojos oscuros, profundos y nobles, duerme. Pero, y ésta es la cuestión, podría perfectamente no existir. En este instante podrías estar disfrutando de esa misma película en la televisión de tu casa sin que existiera ningún caballo que reconociera tu voz y manifestase su alegría al verte llegar moviendo la cabeza arriba y abajo. Por eso escribo que un caballo es una opción, obviamente.

6 comentarios:

jan joost teunissen dijo...

Claro, es obvio.

Un abrazo

PD: en mi juventud trabajé con caballos, a veces de la mañana hasta la noche.

jan joost teunissen dijo...

Oh, recién ahora veo que es el día del golpe de estado en Chile, hace 41 años... Estoy preparando un viaje a Canadá y los EEUU. Volveré el 30.

Anónimo dijo...

Me ha encantado lo de "antigua e intermitente inquietud de los herbívoros".
Durante años soñé con tener un caballo atado a la farola que había debajo de mi casa con el que ir a todas partes. Y de hecho, lo hacia. Las franjas que formaban las baldosas de la acera eran mi particular pista de saltos y no había mayor placer que coger carrerilla y superarlas. Lo cierto es que sí, que un caballo, aunque fuera imaginario, hacía mucha compañía.
Desvaríos, supongo, de los que nos criamos viendo peliculas de vaqueros.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Jan. 41 años desde el infame golpe de estado en Chile y también el atentado a las torres gemelas de Nueva York hace 13 años.

¿Trabajaste con caballos? Yo amo los caballos y han habido épocas en las que he montado. Ahora quiero volver a hacerlo.

Feliz viaje a América del Norte y un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Yo hacía lo mismo, Anónimo. Cuando íbamos en coche al pueblo me imaginaba cabalgando en paralelo a la carretera, galopando y salvando ríos, granjas y fábricas con saltos prodigiosos. Era maravilloso.

Elvira dijo...

Me parece una opción estupenda. Y qué bien lo cuentas (me repito, lo sé). Un beso