domingo, 28 de abril de 2013

Dieciséis años

Todavía dormía cuando ha sonado el teléfono a las nueve de la mañana. Era mi hijo de dieciséis años llamándome para que fuese a buscarlo a Binaced, un pueblo en fiestas a pocos kilómetros de aquí donde ha pasado la noche. Llovía mansamente sobre el cristal de la claraboya. Me he vestido de cualquier manera y todavía somnoliento, sin lavarme los dientes ni peinarme, he bajado al garaje y he salido a la carretera. El cielo gris resaltaba el rojo de las amapolas y el verde vibrante de los campos de cebada. Carlos me esperaba en un portal de las afueras cubierto con la capucha de la sudadera, los pantalones muy caídos. El pueblo parecía desierto. He girado en la misma calle y hemos regresado a Binéfar. "¿Qué tal ha ido la noche?", le he preguntado. "Bien, bueno, normal", me ha contestado. El campo estaba más bonito que nunca.

10 comentarios:

andandos dijo...

La vida, eso que nos ocurre a todos.

Un abrazo

molinos dijo...

Llovía...

"Bueno, normal"...no suena nada prometedor la verdad...

Un beso

molinos dijo...

...seguimiento

Jesús Miramón dijo...

¿Recordáis cuando el mejor final a una noche de fiesta era esperar el amanecer sentados en un banco, ver cómo se hacía de día? A veces ese era el objetivo en realidad.

Buenos días (¡Y continúa lloviendo! Pronto comenzaré a hablar en gaélico)

Besos

Portarosa dijo...

Estás ahí. Te tiene ahí.

Un abrazo.

A filla do mar dijo...

Cuando mis hermanos se levantaban el domingo por la mañana y mi madre les preguntaba "Qué tal lo pasasteis ayer?", la respuesta más habitual era: "No estuvo mal, no nos aburrimos mucho".

:-)

Jesús Miramón dijo...

Cumplió dieciséis años el pasado día 22 de abril, hace una una semana y sí, siempre estaré, siempre estaremos, ahí. Lo que escribí en 2009 sigue siendo verdad ahora.

Un abrazo, Porto.

Jesús Miramón dijo...

Exacto, querida filla do mar, eso es lo que quiso decirme Carlos ayer cuando me contestó "bien, bueno, normal". Traducción: no se aburrió demasiado, estuvo con algunos colegas, fumó algunos porros, tomó alguna cerveza, dejó que la noche atravesara su cuerpo delgado, su cerebro todavía en proceso de formación, y asistió a lo que más le gusta: ver salir el sol de un día insólito, asistir al amanecer sin haber hecho nada especial salvo estar vivo, aquí, tan joven, casi intacto pero ya precipitándose hacia un mundo nuevo al que todavía no se atreve a mirar directamente a los ojos.

Un beso.

Paco dijo...

Siempre que leo una entrada tuya de esta clase me pregunto qué hubiera hecho yo si mi padre, por una extraña y remota posibilidad, hubiera tenido un blog. O algo lo más parecido entonces a lo que hoy es un blog ¿?

Lo leería cada día?
Pensaría que son movidas de mi viejo y pasaría sin ni siquiera verlo?
Buscaría alguna pista sobre mi forma de ser?
Lo leería en secreto sin que nadie, ni él por supuesto, lo supiesen?
?????


Jesús Miramón dijo...

Mi hijo no lo lee salvo muy de vez en cuando, y realmente no sé qué pensará de todo esto. Mi hija de veinte años sí que me lee y me dice que le gusta mucho hacerlo...

Creo que a mí me hubiera gustado mucho poder leer un diario de mi padre.