Duermes pacíficamente a mi lado mientras el viento agita las ramas de los arbolillos de la acera.
Al atardecer salí a la pequeña galería y vi a una joven búlgara haciendo fotografías en el balcón de su casa. Imaginé la espectacularidad de la muerte del sol detrás de mi edificio y recordé lo mismo admirado tantas veces cuando vivíamos en Binéfar.
Bajaron las temperaturas y casi pude escuchar el crujido del otoño precipitándose sin remedio hacia mis brazos
como tú.
sábado, 16 de agosto de 2014
El viento agita las ramas
sábado, 2 de agosto de 2014
Todo comienza
El uno de agosto de dos mil catorce amaneció con veraniegos truenos apocalípticos y chaparrones intermitentes. Me levanté de la cama y atravesando la luz gris abrí la ventana y me asomé, feliz, a la calle mojada.
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