domingo, 24 de noviembre de 2013

Patatas

Decididamente a lo que más se parece mi cabeza es a una patata. Me quito las gafas, me aproximo un poco más al espejo del cuarto de baño y lo confirmo: mi cabeza es una gran patata de ojos pequeños, nariz de topo y barba desaliñada. Después me alejo, me pongo las gafas y, ya casi fuera del lavabo, veo en el espejo un hombre extraño, un señor al otro lado de la calle esperando el cambio de color en el semáforo, un vecino que sale del ascensor, un cliente aguardando su turno en la cola del supermercado. Si no fuese por el amor de quienes me quieren desaparecería del mundo sin siquiera darme cuenta, antes incluso de morir.

5 comentarios:

Elvira dijo...

Es básico saber que alguien te mira con amor, te ve, que de verdad existes para él/ella. Sin eso no somos nada.

Besos, Jesús

molinos dijo...

Yo no soy una patata...pero ahora mismo estoy a punto de desaparecer.

Besos

Paco dijo...

A lo mejor por eso, cuando era pequeño y quería hacer cosas de hombre, mi padre me decía con cariño, anda papa frita, que eres un papa frita...

andandos dijo...

Quizás es una metamorfosis...

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Después de cenar he salido a dar un paseo por Barbastro. No había nadie en la calle y hacía mucho frío. Mi paraíso.