domingo, 6 de octubre de 2013

Octubre

La tarde del domingo flota mansamente corriente abajo. Las grandes hojas de los castaños de indias se secan en las ramas y -ahora una, después otra, luego dos al mismo tiempo- caen al suelo.

Nada es nuevo salvo tú y yo.

6 comentarios:

giovanni dijo...

Voy a ver lo que pasa con las hojas del castaño en la plaza detrás de mi casa. Podría salir de la casa ahora, a las 6:53 de la mañana, pero todavía es oscuro.

andandos dijo...

Bueno, la eternidad es la esencia de la naturaleza, creo que dice Berger. Nosotros cambiamos más.

Un abrazo

Marigel dijo...

Los nuevos somos tu y yo, pero en adaptarse a las nuevas circustancias. La esencia es la misma de siempre vuestro sólido y fuerte AMOR.

NáN dijo...

Sí, solo las miradas pueden ser nuevas.

Jesús Miramón dijo...

Nunca acabo de saber del todo qué escribo: lo termináis vosotros.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

¡Qué bonito tu último comentario!