La tarde del domingo flota mansamente corriente abajo. Las grandes hojas de los castaños de indias se secan en las ramas y -ahora una, después otra, luego dos al mismo tiempo- caen al suelo.
Nada es nuevo salvo tú y yo.
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6 comentarios:
Voy a ver lo que pasa con las hojas del castaño en la plaza detrás de mi casa. Podría salir de la casa ahora, a las 6:53 de la mañana, pero todavía es oscuro.
Bueno, la eternidad es la esencia de la naturaleza, creo que dice Berger. Nosotros cambiamos más.
Un abrazo
Los nuevos somos tu y yo, pero en adaptarse a las nuevas circustancias. La esencia es la misma de siempre vuestro sólido y fuerte AMOR.
Sí, solo las miradas pueden ser nuevas.
Nunca acabo de saber del todo qué escribo: lo termináis vosotros.
Un abrazo.
¡Qué bonito tu último comentario!
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