Niebla cerrada entre Zaragoza y Barbastro. Mis años de residencia en Binéfar me enseñaron a no tenerle miedo y conduzco tranquilamente a través del mundo invisible. Sólo durante unos pocos kilómetros, entre Angüés y Lascellas, se abre un inesperado claro y de pronto aparece el lejano espacio exterior salpicado de algunas pocas estrellas solitarias, brillantes, fugaces.
domingo, 15 de diciembre de 2013
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16 comentarios:
Y hoy hay casi luna llena.
Pronto subiré para allá.
Besos
Espero que no tengáis la niebla que había anoche, por mucho que uno tenga costumbre es muy incómoda para conducir. Si subís para Navidad igual nos cruzamos en la carretera, porque yo bajaré a Zaragoza por esas fechas. Un beso.
Conducir tranquilamente a través de un mundo invisible de repente me parece muy atractivo. Extraño la niebla que veía a través de la ventana mirando a los predos en frente de nuestra casa en Noorddijk. Creo que nunca la fotografié, pero no estoy seguro...
Un abrazo
Al trocico entre Huesca
y la autovia
no le tengo miedo
le tengo terror.
Cuando paso por ahí
no me queda
ni media neurona
para versificar.
Me ha hecho gracia el comentario de un periodista en la radio, hoy: "vecinos del Valle del Ebro, no os vemos pero sabemos que estáis ahí". Pues eso. Ya llegará el verano y aquel sol.
Un abrazo
A mí me encanta la niebla, Giovanni. Es un signo de identidad del Binéfar invernal. A veces se puede llegar a agradecer un mundo invisible. Un abrazo.
Chico de la Consuelo, es un tramo para tener paciencia, nada más, y son pocos kilómetros... Claro que el día que terminen la autovía seremos muchos los que saltaremos de alegría :)
Yo no quiero que llegue el verano, yo no quiero que salga el sol en verano. Yo quiero este frío, esta niebla, el campo blanco de escarcha helada, los parabrisas de los coches cubiertos de hielo, el humo saliendo de mi boca al respirar, y el sol también, sí, pero sólo si brilla a través de la transparencia purísima del frío. El sol sólo me gusta en invierno.
Un abrazo.
Aquí llevamos unos días nublados y hoy especialmente el día ha sido muy húmedo. Pués eso, yo tan felíz.
Y lo mejor es que todavía nos queda invierno por delante... :-)
Me parece emocionante ese momento en el que el cielo se abre para dejarte ver.
A veces me parece que, en cuanto a la escritura, vivo para atrapar momentos, instantes nada más.
Creo que cambiando "escritura" por "fotografía", Cartier Bresson firmaría la frase, por aquello del "momento decisivo". Parece que hay escritores que cuentan de manera lineal, y otros que cuentan de manera fragmentada, creo que en esto se parecen a algunos fotógrafos.
Un abrazo
Ayer estuvo nevando todo el día, se puso todo blanco. Los ciervos cruzaban la colina corriendo, con esa manera de correr que tienen los ciervos, que se compone en realidad de saltos. ¡Cómo se divierten con la nieve!
Para mí la vida, la experiencia, es una suma no siempre conexa de acontecimientos. Mi cerebro no es capaz de concebirla de otra manera.
Nieve y ciervos atravesando a saltos la colina... Qué envidia, Ángela, y qué alegría verte por aquí.
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