jueves, 27 de junio de 2013

Círculos

Todavía no navego en mar abierto. A veces, en la bruma del amanecer, escucho el lejano bramido de las olas golpeando violentamente los acantilados.

Últimamente siento que he perdido el rumbo y camino en círculos ascendiendo y descendiendo las mismas dunas de arena.

La noche gira sobre mi casa. No hay mar ni desierto, sólo yo escribiendo en esta pantalla blanca.

8 comentarios:

NáN dijo...

Y sin embargo, horas después, otros como tú empezamos a oír lo que cuentas.

Portarosa dijo...

Y hasta puedes ayudarnos a no perder nuestro rumbo.

giovanni dijo...

Las dunas se desplazan a veces pero siempre estarán. Los granos finos de arena de duna se caen suavemente entre nuestros dedos cuando abrimos la mano que los había juntado. Los sentimos pasar y no nos extraña que caigan hacia abajo. Después miramos al cielo y vemos pasar una nube pequeña.

Elvira dijo...

Cuando llevamos un rumbo muy claro, hay un sentido de propósito que nos hace sentir bien. Pero para que surja un nuevo rumbo, hemos de vagar perdidos un tiempo, explorando, sintiendo, oliendo, tocando... No sé, a mí me pasa eso.

Y como dice Giovanni, después miramos al cielo y vemos pasar una nube. Creo que quizás queremos tener las cosas más claras para sentirnos vivos de verdad, pero a veces es bueno estar así, un poco perdidos.

Un beso

Jesús Miramón dijo...

Estoy cansado de mí.

andandos dijo...

Ya pasará, Jesús.

¿Cómo va la edición de "Las cinco estaciones"?

Un abrazo

NáN dijo...

"Yo" es un verdadero regalo de la más estrambótica cadena de azares.

Los cinco sentidos irradian.

Y aunque, en algunas épocas más que en otras, tengamos un escaso aprecio (a veces un desprecio) por el propio "yo", no debemos desatender la grandeza del mundo que llega a nuestros sentidos, ni el cariño de aquellos que, también por azar, nos rodean y quieren.

Jesús Miramón dijo...

Nán, Porto, Giovanni, Elvira, José Luis, no quisiera desatender el cariño de nadie.

Un abrazo (y gracias).