Se dice que este poema acompañó a Nelson Mandela durante los veintisiete años que estuvo en prisión. No sé si es verdad o forma parte de la leyenda, pero en cualquier caso es un poema que a mí siempre me emociona hasta el tuétano. Ahora mismo Mandela se enfrenta finalmente a la noche definitiva. Más allá de las miserias mundanas de este desenlace rodeado de familiares y periodistas, estoy seguro de que Madiba cruzará el portal erguido y sin miedo, su alma invicta, su destino cumplido.
INVICTUS
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
William Ernest Henley
lunes, 24 de junio de 2013
Invictus
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3 comentarios:
Supongo que el hecho de tener un hijo negro agudiza la admiración por este hombre, el respeto y la gratitud porque haya dedicado su vida a la lucha incansable por la igualdad.
Su destino cumplido. ¡Qué importante! Lo de sin miedo me parece más de dioses que de humanos. A lo máximo que aspiro es a hacer lo que me parece correcto en cada momento, a pesar del miedo si lo tengo.
Comparto tu admiración por este gran hombre. Besos
Mandela es una figura de proporciones históricas. Convertir el perdón en la herramienta para cambiar un país gobernado hasta entonces por la maldad es algo de un alcance ético y moral casi inimaginable.
Ayer, después de poner aquí el maravilloso poema de Henley, volví a disfrutar de la película titulada precisamente "Invictus", de Clint Eastwood, con Morgan Freeman en el papel de Mandela.
Besos.
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