Aquel verde esmeralda de los campos de cereal se ha convertido en este dorado amarillo sobre cuyas espigas las golondrinas cazan en vuelo rasante. Pienso en el verano y siento la difusa certeza de que, a partir de ahora, no debería despreciar nada. ¿Cuántos veranos más podré quejarme del calor? ¿Veinte? ¿Treinta con suerte? No me parecen muchos ahora. Oh, cuánto nos admiro, cómo me conmueve mi propia especie, capaz de disfrutar y explorar el mundo sabiéndose al borde del abismo.
lunes, 24 de junio de 2013
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3 comentarios:
Disfrutar y explorar, eso es al arte de vivir. A veces cuesta encontrar algo para disfrutar o explorar y otras veces se presenta con facilidad. Me gusta la imagen de la primera frase.
Un abrazo
A mí también me conmueve.
Te traigo unas buganvillas, que son muy alegres y sé que te gustan.
Buganvilla
Un abrazo, amigo!
Me gustan mucho las buganvillas. La textura de sus pétalos es tan delicada como la de las amapolas y me recuerdan a mis años en Girona. Muchas gracias y un beso, amiga.
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El arte de vivir. Explorar. Esas cosas. Gracias por recordármelo, Giovanni. Un abrazo.
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