Sí, ya sé que hay cosas muy importantes
que reclaman mi atención, y te escucho.
Sí, ya sé que las cajas se amontonan
junto a la puerta, y que mañana
nos habremos ido, ya lo sé, pero
escucha tú ahora,
escucha atentamente, por favor: ¿no oyes
ese rumor suave y perverso
que frota los cristales
en las ventanas? Y, tenue ¿no sientes
ese masaje continuo y perezoso
de las olas aquellas, hace tiempo,
en la playa?
Pero te escucho, cariño.
Sí, ya sé que hay cosas muy importantes
que reclaman mi atención
y perdóname, pero ¿no has oído a ese pájaro?
o, al menos ¿no has oído ahora
algo parecido a un pájaro
en medio de todo esto?
De "El sueño del erizo", 2001.
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(Este poema lo escribí en Zaragoza en 1993, al final de una de nuestras muchas mudanzas, que todavía no han terminado).
domingo, 25 de agosto de 2013
Mudanza
Publicado por Jesús Miramón a las 23:50
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11 comentarios:
Ánimo, que ya queda menos.
Refleja muy bien tu actitud, me parece, ¿no?
Un abrazo.
Qué hermoso... yo también tuve una mudanza, la primera, en 1993 y otra, después de muchas, en 2013... Y me has hecho pensar en:
"Camino arriba, camino abajo, uno y el mismo." (Heráclito de Efeso)
Y volviendo al poema, se trata, como siempre, de que lo urgente no nos impida ver lo importante... un abrazo
Ainss.... Las mujeres de los poetas..... Esas santas!
Lo mejor de las mudanzas es todo lo que tiras, todo de lo que te desprendes (aunque nunca es suficiente). Esa ceremonia de purificación. Escribo este comentario desde Binéfar. El viernes vaciamos esta casa y el sábado la empresa de mudanzas descargó en Zaragoza. Esta última semana de agosto acabaremos de dejar limpio este escenario minimalista, casi vacío y en el que, sin embargo, es posible vivir con las comodidades necesarias. En el fondo me pregunto por qué no somos capaces de vivir siempre así, sólo con lo imprescindible.
Besos.
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Anónimo, no lo sabes bien...
Ese libro tuyo es una joya. Cuando nos conozcamos, me lo has de dedicar, OK?
Besos y a por la última etapa de la mudanza!
Te lo dedicaré con muchísimo gusto, querida amiga.
Un beso.
Justo hoy (me)escribía sobre la necesidad de recuperar espacio en mi casa, vaciándola de lo superfluo y dejando lo mínimo para resistir. Las mudanzas obligan.
Bienvenido a tu nueva casa, pues.
Un saludo.
Si supiéramos hacer eso, Fà, vivir solamente con lo necesario.
Esta última noche dormimos en una casa casi vacía, hueca, limpia como los restos de una capilla románica, y es tan agradable pasear por sus habitaciones entre las paredes desnudas.
Llegamos ahora, ayer, vamos. Te vas a vivir cerca de aquí, así que cuando estés instalado llamas y quedamos para tomar una copa, o dos, y hablar.
Un abrazo
Un abrazo, José Luis, treinta kilómetros no son nada y podemos quedar cualquier día.
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