Luna llena sobre un mundo mutante. Un poco más allá, a la derecha, el lejano e intermitente punto de luz de un avión se traslada en el espacio estelar. A mis espaldas agoniza una casa descompuesta en cajas y bolsas y paquetes. Bebo un whisky con hielo en un vaso de Nocilla. Este verano no he combatido las hormigas y sus rebaños de pulgones en las flores de los hibiscos, otros deberán ganar, si pueden, esa batalla: quienes una noche como esta se asomen a esta misma terraza el verano que viene. Escucharán las campanadas eléctricas de la iglesia de San Pedro, acabarán la copa o el cigarrillo y después entrarán en la casa iluminada, limpia, ordenada.
lunes, 19 de agosto de 2013
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6 comentarios:
Desde mi loca experiencia con traslados te diré un proverbio ruso que leí no sé donde: Si te crees pobre, prueba a trashumar... Siempre hay tiempo para crear una casa y echar a las hormigas. Un beso!
Hemos hecho muchas mudanzas pero, como nunca habíamos vivido tantos años seguidos en un mismo lugar, la de ahora está siendo eterna. Aunque, eso sí, cuando termine nos habremos librado de muchas cosas y, al menos durante algún tiempo, viviremos más ligeros. Un beso.
¿Cuándo os vais, a finales de este mes? ¡Mucha suerte en vuestras nuevas vidas, Jesús! Besos
Sí, a finales de mes. El viernes cargaremos el camión de una empresa de mudanzas que hemos contratado y el día treinta y uno dejamos esta casa donde hemos sido tan felices desde hace catorce años. Echaré de menos la chimenea y la terraza y... bueno, no, en realidad esas cosas no. Aquí crecieron mis hijos, eso sí, pero es algo que, si uno fuese medianamente racional y maduro, no debería echar de menos... Un beso, Elvira.
...y la claraboya? ;-)
Oh, sí, es verdad, echaré mucho de menos la claraboya, ese rectángulo de cielo sobre mi cabeza.
Siento que dejo atrás un periodo muy importante de mi vida pero, al mismo tiempo, siento que se abre uno nuevo y en blanco. La navegación continúa.
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