Los autobuses urbanos de Zaragoza pasan junto a la acera de la Avenida de Madrid a una velocidad de vértigo: un paso en falso y eres hombre muerto. Todos los bares, fruterías y peluquerías están regentadas por personas de origen chino. La lluvia que no ha cesado en todo el día hace todavía más triste la escasa luz de las farolas. Un joven pasa a nuestro lado con la música de su teléfono móvil a todo volumen. Pienso en las primeras secuencias de Blade Runner.
sábado, 1 de marzo de 2014
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6 comentarios:
Chernóbil, como siempre.
Un abrazo
No, no, para mí Chernóbil es la desolación de los descampados abandonados y desiertos, las ruinas del accidente nuclear, la soledad fea de los escombros, las tapias y vehículos oxidados. En Chernóbil no hay vida humana.
La Zaragoza de estar tarde lluviosa bullía de gente de todas las razas, vehículos lanzados a toda velocidad, bares y más bares, peluquerías, tiendas de pan y chucherías y mucha gente. Por eso pensé en las calles de la ciudad abarrotada de Blade Runner bajo la lluvia.
Me he expresado mal, quería decir que aquí, en Chernóbil, como siempre.
Un abrazo
Bueno, solo una parte de Binéfar parece, a veces, Chernóbil, tampoco vamos a exagerar.
Un abrazo
Tengo la ventaja de vivir en un barrio-pueblo encantador.
Incluso el chino del supermercado, a la que te despistas, te ha pagado el café con churros. A veces tardo 20 minutos en recorrer un trayecto de 5. Ardilla enfurece con eso. Como en furecía yo cuando mi padre me llevaba a la playa y se paraba con todo el mundo.
Visto así, nada ha cambiado.
Los barrios-pueblos seguramente no tanto, pero a mí la gran ciudad me abruma, me aliena totalmente. Ayer por la noche, caminando como una hormiga más de la gran colonia, llegué a sentirme mareado.
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