A veces me ensimismo al timón. No puedo evitarlo, forma parte de mi naturaleza. En cierta ocasión me encontré abriendo el frigorífico llevando en la mano un par de zapatillas que quería guardar en un armario. Podría contar mil situaciones como esa. Luego están, claro, las nubes. Por la noche millones de estrellas como si en vez de un barco pilotase una nave espacial rumbo a lejanas colonias humanas en otros planetas.
viernes, 19 de abril de 2013
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8 comentarios:
¡Tan hermoso!
Si tu barco no rompe las olas, todo es posible.
Caray, muchas gracias, Juan.
Viajamos, Giovanni, los seres humanos viajamos desde el principio hasta el final.
Buenoooo. De ese palico tengo yo una gaita!
De pequeño yo era famoso en mi casa por mi capacidad para despistarme. Cuando mi madre me enviaba a comprar pan (al otro lado de la acera) la panadera la llamaba por teléfono porque no me acordaba de cuántas barras debía comprar. Al final siempre iba mi hermano Javier. Él era el responsable y yo el despistado. Algo de eso todavía queda. A veces me ensimismo.
Paseaba Einstein por el campus de la Universidad donde daba clase y se encontró con un colega. Hablaron 10 minutos y al terminar Albert le preguntó al otro: "Cuando nos encontramos, ¿venía de mi casa o iba hacia ella". El otro le respondió que venía de su casa. Albert dijo: "Ah, entonces ya he comido".
Bueno, yo soy despistado pero de comer -aunque me convendría- nunca nunca me olvido. Genial Einstein.
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