Hoy soy el primero en llegar al trabajo. Enciendo las luces y levanto las persianas de los ventanales. La luz es pálida y gris, tal vez llueva de nuevo. Un operario del Ayuntamiento de Barbastro desmonta un banco de la acera. Suenan las campanas de una iglesia. En el Centro de Salud, el edificio vecino, ya hay cola frente al consultorio donde hacen análisis de sangre. Los brotes de los castaños de indias parecen pequeños paraguas plegados. Asistir a la puesta en marcha de un nuevo día, contemplar cómo se reinicia el mundo: qué privilegio.
viernes, 5 de abril de 2013
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9 comentarios:
La imagen vegetal que has escogido es perfecta: promesa de nueva vida en los brotes de castaño a punto de desplegarse.
Un gusto leerte de nuevo, Jesús. Lo echaba de menos. Besos
Que las otras imágenes me gustan mucho también, pero ya sabes... la cabra tira al monte. :-)
Estrenar el día... A mí también me encantaba hacerlo cuando trabajaba en la papelería y yo la abría. Era como desenvolver un regalo.
Elvira, ya sabes que soy un admirador de "mis" castaños, durante todos estos años he asistido a sus cinco estaciones una y otra vez sin cansarme nunca de admirarlos. Son mis otros compañeros de trabajo.
Sí, esa es la sensación, Teresa: desenvolver un regalo. Y esos minutos de soledad en la agencia hasta que van llegando mis compañeras... no sé, tienen algo de mágico. La calma que precede al bullicio y las personas con sus problemas y consultas que entrarán cuando abramos la persiana, esa calma es muy especial.
Tú siempre llegas el primero, y yo que siempre llego tarde (donde nunca pasa nada... -Serrat-). Como ahora, que llego tarde a este "inicio" tuyo.
Me alegro.
Hola, Paco, a un blog nunca se llega tarde. Gracias.
Que callado te lo tenias, pero te he pillado, de vez en cuando entraba en tus blogs a ver si volvías, y me he llevado esta alegría.
Recuperare la costumbre de leerte todas las mañanas.
Y encima estas mejor de ánimo, una buena noticia en un día triste.
Un abrazo
Un día triste, sí. Hasta mañana, hermanito.
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