Después del concierto Richard y yo cargamos las cosas en mi furgoneta y las llevamos al local de ensayo. La música y la adrenalina de la actuación todavía fluyen en nuestro sistema circulatorio, pero pronto dará paso al mórbido cansancio que sólo una cerveza en el Chanti puede mejorar. Nos reunimos con algunos de los compañeros del coro en la terraza de nuestro bar favorito y disfrutamos del final de esta tarde de domingo. Todo está bien, todo es presente, reflujo de la marea. El futuro no existe.
domingo, 26 de mayo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Y me quedo con esas dos últimas frases. Aunque para poderlas pronunciar, está claro que necesitabas las anteriores.
"Todo está bien (...). El futuro no existe". Andemos construyendo presente.
El presente es lo verdaderamente importante. No hay nada más sólido, nada más único.
Desconozco la desesperación de las olas,su insistencia por volver millones de veces a dejar su efímera huella en la arena. Se van y vuelven sin querencia al lecho que las acoge.
Publicar un comentario