Hace un momento se ha ido la luz en todo el pueblo. Tras el desconcierto inicial he encendido la pantalla del móvil para utilizarlo como linterna. Me he asomado a la calle y todo estaba a oscuras. El único signo de civilización era el sonido estridente de las alarmas de algunos comercios. La luz ha regresado al cabo de pocos minutos y he vuelto a mi mesa. Mientras bebía un sorbo de whisky con hielo he recordado a la mujer de sesenta y tres años que he atendido esta mañana en el trabajo. Un elegante pañuelo cubría las secuelas de la quimioterapia en su cabeza. Sus ojos negros, tan hermosos como cuando tenía dieciocho años, me observaban con una transparencia pura y exhausta.
viernes, 10 de mayo de 2013
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8 comentarios:
Transparencia pura y exhausta es una frase que me pone a viajar por dentro.
Qué poder tienen las palabras, ¿verdad?
Y no se por qué, pero ese elegante pañuelo no puedo imaginarlo de otro color que no sea negro.
Paco, no era negro, estaba estampado de flores grandes o algo parecido, no sé, ahora dudo, pero estoy seguro de que no era negro, era de colores.
El viernes suele ser un buen día para muchas cosas. Sólo han pasado cinco días desde entonces, pero mi sensación es que fue hace más tiempo, lo de la luz.
Un abrazo
Mi sensación también es que fue hace más tiempo. A menudo mi sensación es que todo fue hace mucho tiempo. Un abrazo, José Luis.
Hoy he estado en una cata de Chivas...
Ahora mismo, después de comer, me apuntaría a una... :)
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