Al aproximarme al Cabo de Hornos caigo en la cuenta de que ningún mérito me asiste. Sí, es cierto, sobreviví hasta alcanzar este lugar donde se elevan y descienden gigantescas olas oscuras pero, en realidad, ¿qué hice para merecerlo? Nada, absolutamente nada. Mi supervivencia es tan ciega como la de los animales y las plantas.
miércoles, 22 de mayo de 2013
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4 comentarios:
Supongo que son las preguntas de siempre, Jesús. No nos han preguntado para venir y poco nos preguntan para marchar, ni nosotros a nuestros hijos. En cierto sentido somos como los animales y las plantas, paisaje de este mundo, pero podemos elegir vivir intensamente, o vivir al menos. No sé centrar el tema.
Un abrazo
Pero hay una gran diferencia. Tú sabes que existes. Y también sabes que dejarás de existir.
GORRIONCILLO
Gorrioncillo urbano,
perdido entre las mesas
de una terraza, en un hotel de lujo.
Como a ti, me bastan y me sobran
las migajas del mundo.
Yo sólo quiero tu alegría.
José Jiménez Lozano
¡Ah, Jesús! Es el poema que una vez me comentaste. Él centra el tema, creo. Me gusta mucho, gracias y un abrazo.
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