viernes, 24 de enero de 2014

La batalla vuelve a comenzar

La ansiedad no había sido vencida, sólo dormía dispuesta a despertar cuando yo más confiado me sintiera. Creía haber dejado atrás el cabo de Hornos y ahora reaparece entre la tormenta. La batalla vuelve a comenzar.

10 comentarios:

giovanni dijo...

La batalla es eterna y llena de...

Ángel Ruiz dijo...

Un abrazo y muchos ánimos para la lucha.

andandos dijo...

Vuelta a empezar, sí, pero con más experiencia, eso también.

Un abrazo

NáN dijo...

lo que dice José Luis es cierto. Si se ha tenido una vez, m´s vale esperar que vuelva, sabiendo lo que hay que hacer para que no se quede.

Elvira dijo...

Que se vaya pronto, y no dejes de escribir, amigo.

Un beso

Jesús Miramón dijo...

Sucedió el jueves a última hora de la mañana, en el trabajo. En urgencias me hicieron un electrocardiograma y el corazón estaba bien. La tensión otra vez por las nubes.

Tenéis razón, desgraciadamente tengo experiencia. He decidido seguir adelante sin pensar más en ello. Dejé de tomar los ansiolíticos hace un mes, por ahora no los he recuperado. Ha sido un accidente, un tropiezo, nada más. No va a haber batalla: seguiré mi camino de exploración, ignorancia y conocimiento sin mirar atrás. Eso sí, voy a cuidarme más.

Muchas gracias a todos. Un abrazo.

Angela dijo...

¿Te has hecho un estudio del sueño? ¿Duermes bien? ¿Roncas? Lo digo por descartar la posibilidad de apnea.

Jesús Miramón dijo...

Duermo muy bien, Ángela, y aunque ronco creo que no se trata de apnea. Conozco a la vieja amiga que me acompaña desde hace dos años y creo que, a pesar de que el estrés de mi trabajo diario la propicia, el estado general de España la propicia, mis antecedentes familiares la propician, etcétera, creo, digo, que estoy en el buen camino para superarla o, al menos, no darle más importancia que la estrictamente necesaria. Muchas gracias por tu interés.

Portarosa dijo...

Calma, Jesús. Aunque sea como reacción ante la ansiedad.
Eso, tranquilidad y ánimo.
Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Muchísimas gracias, Porto. No sabéis el bien que me hacéis. Gracias.