miércoles, 5 de febrero de 2014

Hojaldre

Escribir cada día convierte estos textos en acelerados estratos geológicos, láminas de hojaldre, capas de humus en el suelo del bosque, platos usados sobre la encimera de la cocina, ropa doblada en el armario, una cama, estrellas más allá de muros, tejados y nubes.

7 comentarios:

Angela dijo...

Milhojas, ¡qué ricas!

Angela dijo...

Jesús, estaba pensando que seguramente te gustaría estar por aquí. Ahora mismo, a las cinco de la tarde, tenemos 19 grados bajo cero, aunque dicen los de la meteorología que la sensación térmica es de 29 bajo cero, por el vientecillo. "Bitterly cold", dicen. Y es verdad.

andandos dijo...

Quizás la gracia está en que los convierte en todo eso a la vez, ¿no?.

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Estaría encantado de estar ahí por más razones que el frío, Ángela. Además de conocerte a ti me encantaría conocer las grandes llanuras, las colinas negras, el oeste americano... madre mía, me gustaría muchísimo. A veces fantaseo con mi mujer y planeamos viajes para cuando nuestros hijos se ganen la vida por sí mismos y ya no dependan de nosotros (o cuando estemos jubilados). Un viaje que me hace ilusión desde niño es a los Estados Unidos, si logré visitar Innisfree ¿por qué no cabalgar un día en Monumental Valley?

Jesús Miramón dijo...

Todo eso a la vez y mucho más, José Luis. Escribir cada día es vertiginoso. Algunos días destilar una vida tan común como la mía se convierte en algo parecido a escalar el Everest.

Un abrazo.

andandos dijo...

Pero yo creo que te va bien escribir, y publicar, cada día, porque te obliga a todo. Lo que escribas debe ser, estoy seguro de que lo piensas, por lo menos correcto, solvente.

Un abrazo

Portarosa dijo...

No solo eso. También son puertas por las que salimos; o al menos ventanas por las que miramos afuera.

Gracias.