Otros años seguía con cierto interés el debate de la nación en el congreso, leía los discursos y artículos de opinión, miraba los resúmenes de las intervenciones del presidente del gobierno y de los diputados, etcétera. Este año no he querido. Si el debate de la nación sirve para hacerse una idea de cómo está el país, qué cosas van bien y qué cosas van mal, cuáles son los problemas más graves de España, qué dramáticos errores se han cometido durante los últimos años, qué invisibles aciertos macroeconómicos, no me hace falta ver la televisión ni leer los periódicos para saberlo: me basta con acudir cada día a mi mesa de trabajo.
miércoles, 26 de febrero de 2014
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4 comentarios:
Qué duro tu trabajo en estos días, Jesús.
Y además ni siquiera sirve para eso, solo sirve para ponerte de mal talante.
Sí, a veces lo es. Afortunadamente también atiendo a parejas que acaban de tener su primer bebé, y a personas que vienen a jubilarse (con alivio, tal y como están las cosas).
Esas cosas compensan la angustia de una madre soltera con un hijo adolescente que trabajaba en una residencia de ancianos por 800 euros al mes y se ha quedado en la calle sin derecho a paro. Sólo de alquiler ya paga 400 y está aterrorizada de que les echen, a ella y a su hijo, a la calle.
Más que mal talante me entristece y me indigna ver cómo el Estado no se ocupa de la gente que peor lo está pasando. Si España, a nivel macroeconómico, está saliendo de la crisis como dicen quienes nunca se verán en la calle sin un techo y sin comida, si está saliendo de la crisis, digo, es por el sacrificio, en el sentido más carnicero de la palabra, de las clases medias y más modestas, por no hablar de los derechos sociales. Carne de cañón.
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