Conduzco de regreso a casa. Los faros del coche iluminan la carretera haciendo que todo lo que queda fuera de su alcance sencillamente no exista: los campos y colinas no existen, no existen las granjas ni los caminos que llevan a ellas, no existe el sol, no existen las nubes blancas, no existen los cielos azules. Conduzco a través de la noche de regreso a casa. Me guía la esperanza.
sábado, 15 de febrero de 2014
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3 comentarios:
Bellísimo!!
Un abrazo
La esperanza, Jesús, qué buena guía.
Elvira, Filla, un beso.
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