Te miro subir las escaleras de la estación de tren de Monzón y regreso a Barbastro. Lloro un poco, no demasiado, ya sabes. Porque te vas y no volveremos a estar juntos hasta el próximo fin de semana y eso. Tú sabes.
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7 comentarios:
Y nosotros lo podemos imaginar. Pero es solo una semana laboral, no son meses o años. Así que no tienes que acostumbrarte o endurecerte. Puedes hacer eso tan humano de llorar un poco cada domingo.
Hasta los cuarenta años yo carecía de glándulas lacrimales. Aparecieron en algún momento entre los cuarenta y los cuarenta y cinco (pero no demasiado). Soy un tipo duro, todo el mundo lo sabe.
Me gusta, Jesús, después de tantos años y tantas cosas.
un abrazo
Tantos años y tantas cosas, tú lo has dicho. ¡Desde los diecinueve años! Y sin embargo el amor permanece: qué misterio.
Me imaginé, me imagino como yo viviera eso. Sólo lo he vivido saliendo de viaje solo, por algunas semanas, sin ella, o ella saliendo de viaje sin mí.
Fue un momento de debilidad. Echo mucho de menos a mi compañera (como dirías tú).
Qué enorme suerte, que eso te haga llorar. Qué enorme suerte, Jesús.
Un abrazo.
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