Los restos de confeti sobre el asfalto. El brillo en los ojos de los niños que regresan de la cabalgata. Yo fui uno de ellos. Recuerdo perfectamente el escalofrío de felicidad que me recorría la espalda al pensar en mañana.
domingo, 5 de enero de 2014
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7 comentarios:
Yo sigo sintiendo el escalofrío. Felices Reyes, Jesús, que te traigan lo que más necesites. Un abrazo.
Espero tener un nieto algún día, para volver a sentir la emoción.
Besos
Todas tus entradas son "pertinentes, significativas". Es un encanto leerte. Un abrazo
PD: aprendí una palabra nueva, cabalgata. En holandés es parade, processie o défilé.
Probablemente fue la última ilusión de un mundo en el que un palo era una espada magnífica.
Los reyes magos vinieron, leyeron mi carta e inmediatamente huyeron a todo correr intentando no tropezar con sus ropajes.
Cobardes...
Ah, yo sigo ilusionándome por mí mismo, además de (claro) por mis hijos.
Un abrazo, y muy feliz año nuevo, Jesús.
Reconozco que actualmente la navidad no me hace ninguna ilusión. No sé. Ya ha terminado.
Un abrazo, Porto.
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